PARTE UNO.
Un café. Una canción de Perl
Jam y un cumulo de recuerdos.
NOMBRE: FERNANDO PRIETO
VALENCIA.
ALIAS: JEREMY VAGABUNDO
PROFESION: ANDARIEGO
MOTIVO DE VIDA: EL TEATRO…
Tengo cuarenta años, me siento
como de sesenta, llevo veintiséis metido en un mundo paralelo, agradezco al que
sea que lo haya hecho, El día que me embutió en un escenario, tuve por fortuna
a un gran Maestro, gran amigo, compañero de cafés, charlas y enseñanzas
aprendidas a la vieja usanza. De la misma forma como en las películas de
karate: Un anciano con bastón. Un camino, un hombre sabio que habla. Un
saltamontes que escucha. De esa forma pero en la calles, en la modernidad, en
el café. Gracias Cris, Gracias.
Hace dos días estrenamos la
quinceava obra de La Petisa Babilonia desde el día que me dio la gana de
convertirme en director y dramaturgo. “ORFEO URBANO” de nuevo Buenos Aires.
Antes Quito, Bogotá, Lima, La Habana, Mendoza, Santiago de Chile. De nuevo
Buenos Aires.
De nuevo un proceso, una
mirada, un texto escrito con aires de amor y desamor, una búsqueda estética, y
de nuevo un equipo de trabajo.
PARTE DOS.
De nuevo un equipo de trabajo.
Después de cuatro años
(2000-2004) con la idea de “Grupo” decidí que nunca más quería un grupo, quería
equipos que funcionaran como en el futbol. Con objetivos claros, concretos y
finales, para sentirme libre de comenzar todo de cero.
Pero pasa como pasa en el amor,
que uno se enamora y no sabe cuándo.
Y desde tiempos memorables no
sentía el placer de trabajar con un equipo como este. Si bien siempre hubo en
cada uno de los anteriores, actores y actrices increíbles, momentos inolvidables,
grandes hazañas y también decepciones, despedidas alegres y tristes, historias
que quedan en continuará. El gusto exquisito de sentirme director, regreso con
este equipo. Por la manera como encara el trabajo, con madurez, con respeto,
entendiendo el teatro no solo como una profesión sino como un sacrificio, una
ofrenda de vida, un proceso colectivo de investigación, de búsqueda, de observación.
A la obra aún le falta un largo camino para llegar a donde tiene que llegar,
pero la raíz de su proceso es sólida, y eso es bueno. Este equipo es una mezcla entre madurez y
tranquilidad, sabe resolver las crisis de manera sana e incluso divertida,
propone, sabe discutir y respetar los acuerdos. Sabe escuchar, callar y hablar cuándo
debe hacerlo, acepta al otro con sus diferencias. Es consciente de que para
lograr una buena escena se tiene que trabajar, ensayar, darle tiempo, se
desespera pero también se contiene. Chicos batieron record: no hubo un solo
conflicto serio en todo el proceso, hubo agotamiento pero hubo un aguante de
cara dura admirable. Entendieron sin que lo hayamos hablado nunca, que para
hacer Teatro se necesita “Creer, soñar y trabajar” y ante todo llevaron el
proceso con humildad de grandes. Que ironía “Humildad de grandes” pero eso es
lo que son, y con orgullo les digo que volví a creer en los grupos (que se
diferencia de los equipos de la misma manera que los novios de los amantes,
porque los amantes son los que saben
amar) volví a creer.
A Fernando, Romina, Walter, Sebastián,
Gael, Nati, Laura y Pablo, gracias, por lo que significo este proceso que aun
continua.
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