martes, mayo 21, 2013

EL GUSTO EXQUISITO DE SENTIRSE DIRECTOR







PARTE UNO.

Un café. Una canción de Perl Jam y un cumulo de recuerdos.
NOMBRE: FERNANDO PRIETO VALENCIA.
ALIAS: JEREMY VAGABUNDO
PROFESION: ANDARIEGO
MOTIVO DE VIDA: EL TEATRO…

Tengo cuarenta años, me siento como de sesenta, llevo veintiséis metido en un mundo paralelo, agradezco al que sea que lo haya hecho, El día que me embutió en un escenario, tuve por fortuna a un gran Maestro, gran amigo, compañero de cafés, charlas y enseñanzas aprendidas a la vieja usanza. De la misma forma como en las películas de karate: Un anciano con bastón. Un camino, un hombre sabio que habla. Un saltamontes que escucha. De esa forma pero en la calles, en la modernidad, en el café.  Gracias Cris, Gracias.

Hace dos días estrenamos la quinceava obra de La Petisa Babilonia desde el día que me dio la gana de convertirme en director y dramaturgo. “ORFEO URBANO” de nuevo Buenos Aires. Antes Quito, Bogotá, Lima, La Habana, Mendoza, Santiago de Chile. De nuevo Buenos Aires.

De nuevo un proceso, una mirada, un texto escrito con aires de amor y desamor, una búsqueda estética, y de nuevo un equipo de trabajo.

PARTE DOS.
De nuevo un equipo de trabajo.
Después de cuatro años (2000-2004) con la idea de “Grupo” decidí que nunca más quería un grupo, quería equipos que funcionaran como en el futbol. Con objetivos claros, concretos y finales, para sentirme libre de comenzar todo de cero.

Pero pasa como pasa en el amor, que uno se enamora y no sabe cuándo.

Y desde tiempos memorables no sentía el placer de trabajar con un equipo como este. Si bien siempre hubo en cada uno de los anteriores, actores y actrices increíbles, momentos inolvidables, grandes hazañas y también decepciones, despedidas alegres y tristes, historias que quedan en continuará. El gusto exquisito de sentirme director, regreso con este equipo. Por la manera como encara el trabajo, con madurez, con respeto, entendiendo el teatro no solo como una profesión sino como un sacrificio, una ofrenda de vida, un proceso colectivo de investigación, de búsqueda, de observación. A la obra aún le falta un largo camino para llegar a donde tiene que llegar, pero la raíz de su proceso es sólida, y eso es bueno.  Este equipo es una mezcla entre madurez y tranquilidad, sabe resolver las crisis de manera sana e incluso divertida, propone, sabe discutir y respetar los acuerdos. Sabe escuchar, callar y hablar cuándo debe hacerlo, acepta al otro con sus diferencias. Es consciente de que para lograr una buena escena se tiene que trabajar, ensayar, darle tiempo, se desespera pero también se contiene. Chicos batieron record: no hubo un solo conflicto serio en todo el proceso, hubo agotamiento pero hubo un aguante de cara dura admirable. Entendieron sin que lo hayamos hablado nunca, que para hacer Teatro se necesita “Creer, soñar y trabajar” y ante todo llevaron el proceso con humildad de grandes. Que ironía “Humildad de grandes” pero eso es lo que son, y con orgullo les digo que volví a creer en los grupos (que se diferencia de los equipos de la misma manera que los novios de los amantes, porque  los amantes son los que saben amar) volví a creer.

A Fernando, Romina, Walter, Sebastián, Gael, Nati, Laura y Pablo, gracias, por lo que significo este proceso que aun continua. 


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