NOCIONES DE GRASA Y LA PETISA. Por Rosario Sabarrena

Grasa. Foto: Dario Caamaño



Trabajar en La Petisa fue y sigue siendo una aventura. Para empezar la propuesta era integrarse a un equipo para hacer un teatro “latinoamericano” sin que supiéramos demasiado que significa eso. Y fue un desafío.

Como actriz tiendo a crear mis personajes desde la investigación, la improvisación, desde el juego de ponerlo allí en escena, al descubierto. Construir desde adentro hacia afuera, siempre adosándole elementos externos en la caracterización, ¡eso me encanta! Una forma especial de hablar, una postura, un peinado, hasta un tic si es necesario.

Pero aquí la propuesta de Jeremy, nuestro director, era otra. Él tiene muy visualizado desde la estructura lo que quiere contar; tiene “la casita armada” aunque aún no sepa cómo va a colocar los muebles dentro.

Y desde allí el proceso de trabajo fue algo nuevo para mí. BOX está construida como una obra coreográfica, como a mí me gusta llamarla. Los actores estamos todo el tiempo en escena y somos como esos objetos que se hacen parte de la historia mientras se está contando “el cuentito”. La música en vivo te envuelve en un torbellino de sensaciones. Como actriz te genera estar siempre en estado de alerta, atento, dispuesto, porque una vez que salimos a la cancha ningún jugador puede volver al banco.

Son historias fuertes las que se cuentan y siento que hay mucha más tela para cortar en cada personaje; pero como sería imposible contar todo en una sola función, el director elije lo que quiere contar y cómo hacerlo. El resto nos lo deja a nosotros, los actores, para que lo vivenciemos en cada poro de la piel. Para que sea nuestro baile secreto frente al espejo en soledad.

Adoro interpretar al Grasa. Espero que la gente se vaya con un signo de pregunta sobre este personaje y replanteándose muchas cosas.